20 ago 2014

LA MARABUNTA


Paseas por cualquier ciudad española y hay barrios en los que te sientes extranjero. Los inmigrantes se permiten el lujo de mirarte raro y todo.
En algunas zonas, hay tantos panchitos que a veces me pregunto si quedará alguien en Ecuador o en la República Dominicana. Convivir con su insoportable música, con su afición al agua de fuego y con la impunidad de sus bandas de mamarrachos, le da un nuevo sentido a la palabra "integración".
Luego tenemos a los moros. Sus mezquitas, sus mujeres disfrazadas de fantasmas, sus entrañables costumbres, su inestimable aporte al aumento de la delincuencia...
¿Y los chinos? Tan amables, tan trabajadores, tan numerosos... Capaces de reventar toda nuestra industria y nuestro pequeño comercio (con la generosa colaboración de nuestros gobiernos, por supuesto). Ya no existe un establecimiento de barrio que esté regentado por españoles. Sólo sus negocios, sus horarios maratonianos y sus artículos de calidad inexistente, son capaces de sobrevivir en este capitalismo voraz.
Sin olvidar a los zíngaros y su nula capacidad para vivir entre personas civilizadas.
Y en la tele... pateras, negros encaramados a la valla de Melilla, centros de internamiento atestados de negras preñadas, de africanos lustrosos, bien vestidos y manejando smartphones de última generación... gente que nunca se marchará de aquí. Que no tiene nada que aportar, pero que viene exigiendo. En un país que les ofrece médicos gratis, mientras nuestros militares y guardias civiles tienen que pagar por el servicio de urgencias de la Seguridad Social.
Y nadie dice ni pío. No vaya a ser. Pobre gente. Si sólo quieren una vida mejor. Si nosotros también hemos sido emigrantes...
Igualito.
¿Nosotros también asaltábamos la frontera alemana en manada?¿también había bandas de delincuentes españoles en sudamérica?¿llegamos allí en patera?
Y por favor, que nadie trate de hacer la gracia demagógica de comparar a los conquistadores con esta marabunta. Nosotros llevamos allí una cultura, un idioma universal, construimos universidades, catedrales,...
Nosotros no somos culpables de que otros países vivan en la miseria. La pobreza y las hambrunas han existido desde antes de que el hombre europeo conquistara el mundo. De hecho, en la mayoría de los países que nos presionan demográficamente y que una vez fueron colonias, la población vivía mejor entonces, cuando era gobernada por los grandes imperios, que ahora, bajo sus gobiernos "democráticos".
La idea de que nuestra conquista fue la causa de todos sus males es ridícula y desagradecida, igual que sería ridículo que nosotros lloriqueáramos por haber sido conquistados por Roma, en lugar de mostrarnos orgullosos de su legado.
Las culturas, a ver si les queda claro a todos esos llorones, se cimentan en la batalla. La vida es lucha, y el carácter de los pueblos se forja en la guerra. Pero es que además, la teoría ñoña de que los salvajes eran criaturas angelicales, poseedores de sabidurías casi mágicas, y nuestros antepasados, una panda de zoquetes desalmados, está tan alejada de la realidad que da risa. Basta con echar un vistazo a la historia de aquellos "angelitos", sus guerras civiles, matanzas y sacrificios. Basta con darse cuenta de que, mientras nosotros fuimos capaces de alumbrar el Renacimiento, ellos continuaban en la edad de piedra. Basta con usar un poco el sentido común y dejar de despreciar nuestra propia sangre.
Pero preferimos deleitarnos en la pena hacia el inmigrante. En la condescendencia. Preferimos sentir lástima por una gente a la que los nuestros le importan un pepino, en lugar de defender lo que tanto ha costado construir y que tan poco reparo tienen ellos en expoliar.
Nadie se plantea que Europa no puede acoger a todo el que pasa hambre. Que las campañas de apadrinamiento y donativos no funcionan. No podrían funcionar ni aunque todos invirtiéramos en ellas.
¿Nadie se acuerda de lo que le costó a Alemania occidental rescatar su mitad oriental tras la caída del muro?
Yo os lo resumo:
Alemania Occidental: más de 60 millones de habitantes.
Alemania Oriental: apenas 16 millones de habitantes.
Pues bien, recuperar la zona Oriental después de la nefasta gestión comunista, casi hunde todo el país. Y eso que la población oriental tenía una formación y unas infraestructuras bastante considerables.
En serio ¿alguien piensa que Europa puede ser capaz de salvar a miles de millones de personas sin formación alguna, que viven en países que no disponen de las infraestructuras más rudimentarias?
Confundimos solidaridad con papanatismo. Continuar destinando gran parte de nuestros recursos en tratar de integrar a quienes ni quieren ni es posible integrar, o a "desarrollar" países que nunca saldrán de la miseria (básicamente porque nuestras ayudas acaban en manos de sus corruptas castas dominantes), es del género imbécil. Esta mentalidad sólo sirve para fortalecer la globalización, que es la verdadera causa de sus desgracias y de las nuestras. Quienes nos hablan de igualdad,  en realidad nos ofrecen más injusticia. Quienes piden tolerancia, buscan debilitarnos. Y sólo una Europa de naciones fuertes puede romper los engranajes del mundialismo.
El que quiera inmigrantes, que los meta en su casa. O mejor, que se vaya a su país, a disfrutar de su tolerancia y de su cultura. Y que se los lleve a todos. Que aquí, además de inmigrantes, sobra mucho español idiota.

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